lunes, 27 de febrero de 2017

A vueltas con las mates

Me gusta la educación y suelo darle vueltas a cómo enseñaría esto o lo otro, especialmente en ciencias. No se trata ni de criticar la labor de tantos buenos profesores como hay en los colegios ni de hacerse el listo. Darle vueltas a las cosas, cuestionarse lo establecido y sacar conclusiones es una buena forma de revisar y mejorar lo que hay.

El otro día estuve viendo con mi hijo mayor, a quien gustan las matemáticas, un "mapa de las matemáticas" que se puede encontrar en Internet:

Estuvimos revisándolo y le comenté qué parte ha estudiado y cuál llegará a ver en el colegio. El gráfico está dividido en cuatro partes: orígenes (conteo y numeración), matemáticas puras, aplicadas y fundamentos. Y me resultó chocante que gran parte de lo que se ve en el colegio son matemáticas puras:

Me pregunto si se podría cambiar la forma de enseñar para que se enseñe más parte de matemática aplicada que puras. O, al menos, enseñar las puras desde la aplicada y no al revés. Y no: no voy a sacar conclusiones en este post.

Es cierto que parte de la matemática aplicada se ve en otras asignaturas. Por ejemplo, en física se ven matemáticas, y un poco también en química. Sin embargo, la computación, que es una parte que divierte fácilmente y puede ser un buen punto de partida para estudiar algunas áreas de matemáticas puras, no se explota casi en absoluto. E igual pasa con probabilidad y estadística. Tampoco se trata el tema de teoría de juegos o el control de estados en ingeniería. Son matemáticas aplicadas muy entretenidas que se pueden enseñar sin grandes fundamentos de puras, pero desde las que se puede acceder a ellas.

Este post es, en definitiva, un pensamiento. Estaría muy bien probar cosas de este tipo. Estaría bien.

lunes, 20 de febrero de 2017

Un mes sin escribir

¡Madre mía, un mes! Es mucho tiempo, sí señor. He estado hasta arriba de cosas.

No sé si lo comenté recientemente, pero mi objetivo de este año es definir y prepararme para una nueva etapa en mi vida. Llevo años recorriendo un camino en busca de mi propio negocio, pero tras esos años llega el momento de evaluar. No se trata de echar por la borda el esfuerzo realizado, sino de evaluar si el rumbo tomado es correcto. En otras palabras: me he dado un ultimátum a mí mismo. Para centrarme, han desaparecido de mi vida prácticamente todos los tiempo muertos dedicados al ocio. Si bien mantengo alguna aplicación "casual" en el móvil para esos cinco minutos en que espero a que hierva el agua para el arroz, todo mi tiempo intento centrarlo en la productividad. Y debo decir que me está cundiendo.

En verano, con lo que haya terminado (o no), iré preparándome para una aventura alternativa. Nunca cerraré la puerta de mi negocio, una ilusión por cumplir, pero estoy ya muy muy cansado del lugar en que trabajo y necesito cambiar de aires. Mi última alternativa es irme a otro trabajo por cuenta ajena, y ponerme a buscarlo será algo que posponga hasta final de año, cuando vea a qué me ha llevado este periodo de extraordinaria productividad.

Por eso escribo poco: estoy petadísimo. Pero contento. Satisfecho. Hoy mismo, además de este post, prepararé algunos más, que se irán publicando automáticamente.

En fin: es año de ultimátum. De resultados (y voy bien, lo prometo). Veamos a qué nos lleva.