miércoles, 7 de diciembre de 2016

Trabajo en equipo

¡Gran conversación hoy en el café! Bueno, han sido varias, porque a mi jefe le ha dado por cambiar drásticamente de tema, pero la chula ha sido la última: trabajos en equipo en el colegio. Me ha gustado porque, para empezar, mi hijo ha tenido que hacer dos trabajos "en equipo" cuya organización ha sido negativa y, para continuar, creo que es uno de los grandes defectos de la educación hoy día.

El proceso de organización del equipo en el colegio, cosa que normalmente ocurre sin supervisión del profesor, suele ser la siguiente: se divide el trabajo en partes, se asigna una a cada miembro del grupo y luego las unifican y alguien se come el marronazo de maquetar todo. Este último paso es opcional, lo que da lugar a que cada cosa tenga un estilo diferente, longitudes diferentes, calidad diferente y todo diferente. Al final, como le ha ocurrido a mi hijo, llega el profesor y les baja dos puntos porque claramente no lo han hecho en equipo. A mí, que se les bajen puntos por hacer un trabajo en equipo sin gestionarlo como un equipo me parece fenomenal, siempre y cuándo se les haya enseñado a hacer lo que se les exige, en este caso a organizarse como equipo. Lo dejaremos ahí, porque da para comentar mucho.

Creo que los trabajos y toda la actividad de aplicación de conocimientos del colegio debe hacerse en clase. La teoría fuera. A mí, que los niños reciban la lección bajo mi supervisión me da lo mismo, porque es teoría: lo que quiero que aprendan es a aplicarla. Así que esto último, la aplicación, es lo que quiero que hagan en clase. Por eso soy un ferviente partidario de la clase inversa: a casa vídeos explicativos y en clase puesta en práctica, incluyendo los trabajos en equipo. Esto implica tener a su disposición medios para informarse, acceder a Internet y mirar lo que uno necesite.

Para mí, la clase ideal implica una mesa de cuatro, alrededor de la cual se organiza el equipo, con un dispositivo para buscar información en Internet. El profesor rula por el aula viendo cómo los chavales se organizan y ayudándoles en este sentido. Para eso, claro, deben tener formación, que no se les proporciona. Los chavales aprenden a organizarse y a trabajar juntos. Redactan, escriben, ponen en común y buscan en común. La división de tareas no es mala: todos hacemos algo parecido en el trabajo. Lo malo es que sólo haya contacto entre los miembros al principio (para el reparto de tareas) y al final (para la puesta en común). El contacto y la puesta en común han de ser continuos. De esta manera, se sabe que el trabajo lo han hecho los niños (no los padres), se sabe quién participa más o menos (uno de los grandes temores en todo trabajo en equipo para casa), se ayuda a los niños a lo largo del proceso y se puede evaluar correctamente.

El trabajo en equipo es una de las asignaturas pendientes en el colegio y, curiosamente, no sólo por cómo se ejecutan, sino por su cantidad: la mayoría del trabajo debería ser en equipo, porque en la empresa la mayoría del trabajo lo es. Solemos pensar que para preparar a los chavales para el entorno laboral está la universidad, pero eso es mentira: todo el proceso formativo debería orientarse en este sentido. No en exclusiva: evidentemente hay que formarles en otros aspectos, pero esa orientación profesional debe empezar en el colegio.

Sigo preguntarme cómo es posible que haya personas que se ganen la vida formando a trabajadores en "habilidades personales", que todos sabemos que son útiles en todos los aspectos de nuestra vida. Eso debería enseñarse en el colegio. Los niños deberían salir del colegio sabiendo trabajar en equipo, hacer presentaciones, orientarse a objetivos o negociar. Para eso los profesores tienen que formarse y, ¡oh problema! teniendo una mujer maestra, no veo que se formen en eso en absoluto.

Sólo con ese cambio, sin meterse en asignaturas ni currículos ni programas educativos, ya generaría una mejora sustancial en el nivel educativo.

Ay... Cómo me gustaría ser profesor en el colegio.

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