martes, 29 de noviembre de 2016

La industria del videojuego en España

Leo hoy este artículo sobre la industria del videojuego en España y me viene a la memoria cierta conversación hace algún tiempo sobre el tema. Así que, a blog personal, opiniones personales.

Desde mi limitada experiencia, el "indie" español tipo es un chaval que juega mucho y sueña con hacer un videojuego. Así que se pone a darle vueltas y acaba teniendo en su mente la gran idea del videojuego guay al que le molaría jugar. Entonces llega el primer problema de la proto-industria de nuestro país: que demasiada gente, incluso programadores, van por ahí diciendo que "programar es fácil" y que "hacer un juego es sencillo". Una mierda. No hay gente por ahí cobrando pasta en empresas de videojuegos como Dios manda por su cara bonita. Y los grandes estudios no se tiran tres años con un equipo de 70 personas para sacar un título porque sí. Un videojuego chorra que no dé un duro es fácil hacerlo si ya sabes programar. Un videojuego del que vivir no.

Pero claro: quién ha dicho vivir. La mayoría quieren sacar un juego que les mola. Ni se plantean que les mole a los demás (ahí el error: dan por garantizado el éxito). Ni mucho menos hacen un plan de ventas. Si preguntas a un "indie" cuántas copias necesita vender para poder vivir de ello, te dirá que no tiene ni idea, porque no ha hecho números. Si los hiciese, vería que lo suyo no es empezar con el juegazo que te gustaría tener en tus manos, sino con un juego sencillo que saques en poco tiempo y con el que aprender mucho y, con suerte, tengas para hacer el siguiente.

Así que el "indie" se busca a sus cuatro colegas, se cargan a tope de ilusión, y empiezan a currar a saco en ese juego genial que podrán hacer en... un añito. Mientras, viven de sus padres, de sus ahorros o de vete tú a saber qué. A los nueve meses ven que no, que eso del año va a ser que no. Y lo sé porque me ha pasado. Es normal: nos ilusionamos. Pero hay que tener los pies en la tierra. Si tienen suerte y un apoyo financiero de sus padres o algo así, genial, aunque no será indefinido. Si no, empiezan las presiones. En cualquier caso, antes o después llegarán.

Empieza la siguiente aventura: buscar financiación. Y la gran queja: en este país nadie financia a los "indies". Y claro, yo me pongo en la piel de un tío con pasta al que le gustan los juegos y me pregunto. ¿Daría pasta a gente que no ha sacado un juego rentable en su vida, que vive de la ilusión y, por tanto, no es realista (y sus cifras, claro está, tampoco lo serán), y que está llevado por la presión de "necesito pasta porque ya no tengo para comer", por lo que me meterá cada bola que flipas con tal de que le dé mis ahorros? Y la respuesta es que no. Obviamente.

Entonces aparece la figura de esas pequeñas productoras que -teóricamente- sirven de lanzadera a porrón de jóvenes "indies". Te aconsejan, te apoyan, ponen un stand en esta feria o la otra para que promociones el juego y tú, tan inocente, lo celebras porque alguien de la industria confía en ti. Y no: no confían en ti. Simplemente, disparan al aire diez veces con el ánimo de que lo que cacen con una bala les compense el coste de las otras nueve. Eres una bala. Un cartucho en su catálogo. Sus costes son limitados, su confianza en ti más aún y la credibilidad de sus consejos casi nula. Porque les importa un pito que triunfes: sólo quieren que el juego dé lo suficiente, y eso implica, en esta magnífica cultura española, gastar lo menos posible en ti: exprimirte con tal de que les des algo. Y si luego te vas a la ruina, es tu problema. No verás un duro, porque se llevarán mucho en compensación por el riesgo (lógicamente, por otro lado). Y, al final, tu aventura acabará junto con tu relación con ese pedazo de la industria que creías que confiaba en ti.

No critico a esas empresas, pero igual que al comienzo hay que enfrentarse a la producción con menos ilusión y más cabeza, a estas empresas igual. Uno llega a estar tan necesitado de alguien que confíe en él, de una palabra externa que poder llevar a casa para que sus padres vean que lo que hace no es perder el tiempo, sino que "la industria" firma algo, que se echa la rúbrica en cualquier papel.

Hay mucha diferencia entre querer sacar el videojuego guay de turno y querer vivir haciendo videojuegos. Y, siendo ambas casi siempre incompatibles a corto plazo, los "indies" de menos de 30 las confunden a menudo. Si quieres hacer tu juego soñado, primero haz uno que te lleve poco y véndelo. Te la pegarás, claro, pero habrás dedicado en el aprendizaje unos meses, no tres años, tu ánimo, tu salud financiera, la de tus padres y vete tú a saber qué más por el camino. Eso es hacer las cosas con cabeza. Lo otro, montar un estudio que morirá en breve. Uno de tantos en nuestro país.

¿Echo de menos "indies" con cabeza? No. Al fin y al cabo, ¿quién la tiene con 23 años? Lo que echo de menos son personas de 40 con cabeza que aconsejen a los "indies" como es debido. Pero las empresas que teóricamente se dedican a eso, resulta que en muchos casos se aprovechan. Habrá excepciones. Por eso, el final de ese artículo me llena de esperanza. Ponen el dedo en la llaga: "En esta sexta edición, el Fun & Serious Festival se ha propuesto contribuir a la profesionalización de los creadores españoles y lo ha hecho desde la sinceridad, describiendo el escenario real de la industria". No he estado en el "Fun & Serious Festival", pero ojalá sea verdad.

Luego quedará cambiar la mentalidad de los estudios que se hacen grandes para que adquieran una cultura empresarial sostenible a largo plazo, y no acaben siendo un Dinamic o un Pyro, que "mucho lirili y poco lerele". Pero eso ya es otra historia.

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