miércoles, 30 de noviembre de 2016

Radiación en el colegio

Ayer, hablando con mi hijo sobre el calor, comenté algo sobre la "absorción de la radiación" o algo por el estilo. Y me hizo un comentario curioso que me hizo sospechar que había un malentendido por algún sitio: un problema de disparidad de conceptos entre lo que él entendía por "radiación" y lo que yo entiendo por "radiación". Al preguntarle quedó patente que en el colegio le han enseñado el significado que, estando bastante extendido, es muy incorrecto y lleva a mucha gente a creer cosas que no son.

Ya he hablado sobre el tema en algún post y, creo, también en Sheldonadas, otro de mis blogs: la radiación no tiene por qué ser dañina. Hay radiación ionizante, que sí lo es, y radiación no ionizante, que no lo es. La luz es radiación. Y el calor. Y el sonido. Hay radiación electromagnética, acústica, de partículas... Y, con toda esta radiación, mi hijo sólo "sabe" que es dañina.

Que la gente tenga ideas equivocadas es a veces inevitable. Pero que el colegio sea parte de la generación y mantenimiento de equívocos tiene miga. Se supone que las personas que trabajan ahí tienen conocimientos suficientes de lo que enseñan. Y se supone que, en cualquier caso, los libros de texto poseen contenidos que son correctos. Claro, que teniendo el libro de "naturales" de mi hijo, en su primera página, un dibujo del Sistema Solar con un inexistente "cinturón de Kepler", pues... No sé yo. Y sí: son erratas. Pero oye... Hay erratas y erratas. Y los libros de texto no son el mejor lugar para tenerlas, máxime cuando son conocimientos que no cambian tanto como para que nadie se dé cuenta a lo largo de las ediciones.

En fin, que me ha sorprendido, simplemente. Ya sé que las cosas son así. Sé que no hay sistema perfecto. Pero caray... Me da la sensación de que, sin mi apoyo en casa, mis hijos acabarían cometiendo los errores que en Sheldonadas suelo denunciar.

¡Ay, la educación! Ese tema.

martes, 29 de noviembre de 2016

La industria del videojuego en España

Leo hoy este artículo sobre la industria del videojuego en España y me viene a la memoria cierta conversación hace algún tiempo sobre el tema. Así que, a blog personal, opiniones personales.

Desde mi limitada experiencia, el "indie" español tipo es un chaval que juega mucho y sueña con hacer un videojuego. Así que se pone a darle vueltas y acaba teniendo en su mente la gran idea del videojuego guay al que le molaría jugar. Entonces llega el primer problema de la proto-industria de nuestro país: que demasiada gente, incluso programadores, van por ahí diciendo que "programar es fácil" y que "hacer un juego es sencillo". Una mierda. No hay gente por ahí cobrando pasta en empresas de videojuegos como Dios manda por su cara bonita. Y los grandes estudios no se tiran tres años con un equipo de 70 personas para sacar un título porque sí. Un videojuego chorra que no dé un duro es fácil hacerlo si ya sabes programar. Un videojuego del que vivir no.

Pero claro: quién ha dicho vivir. La mayoría quieren sacar un juego que les mola. Ni se plantean que les mole a los demás (ahí el error: dan por garantizado el éxito). Ni mucho menos hacen un plan de ventas. Si preguntas a un "indie" cuántas copias necesita vender para poder vivir de ello, te dirá que no tiene ni idea, porque no ha hecho números. Si los hiciese, vería que lo suyo no es empezar con el juegazo que te gustaría tener en tus manos, sino con un juego sencillo que saques en poco tiempo y con el que aprender mucho y, con suerte, tengas para hacer el siguiente.

Así que el "indie" se busca a sus cuatro colegas, se cargan a tope de ilusión, y empiezan a currar a saco en ese juego genial que podrán hacer en... un añito. Mientras, viven de sus padres, de sus ahorros o de vete tú a saber qué. A los nueve meses ven que no, que eso del año va a ser que no. Y lo sé porque me ha pasado. Es normal: nos ilusionamos. Pero hay que tener los pies en la tierra. Si tienen suerte y un apoyo financiero de sus padres o algo así, genial, aunque no será indefinido. Si no, empiezan las presiones. En cualquier caso, antes o después llegarán.

Empieza la siguiente aventura: buscar financiación. Y la gran queja: en este país nadie financia a los "indies". Y claro, yo me pongo en la piel de un tío con pasta al que le gustan los juegos y me pregunto. ¿Daría pasta a gente que no ha sacado un juego rentable en su vida, que vive de la ilusión y, por tanto, no es realista (y sus cifras, claro está, tampoco lo serán), y que está llevado por la presión de "necesito pasta porque ya no tengo para comer", por lo que me meterá cada bola que flipas con tal de que le dé mis ahorros? Y la respuesta es que no. Obviamente.

Entonces aparece la figura de esas pequeñas productoras que -teóricamente- sirven de lanzadera a porrón de jóvenes "indies". Te aconsejan, te apoyan, ponen un stand en esta feria o la otra para que promociones el juego y tú, tan inocente, lo celebras porque alguien de la industria confía en ti. Y no: no confían en ti. Simplemente, disparan al aire diez veces con el ánimo de que lo que cacen con una bala les compense el coste de las otras nueve. Eres una bala. Un cartucho en su catálogo. Sus costes son limitados, su confianza en ti más aún y la credibilidad de sus consejos casi nula. Porque les importa un pito que triunfes: sólo quieren que el juego dé lo suficiente, y eso implica, en esta magnífica cultura española, gastar lo menos posible en ti: exprimirte con tal de que les des algo. Y si luego te vas a la ruina, es tu problema. No verás un duro, porque se llevarán mucho en compensación por el riesgo (lógicamente, por otro lado). Y, al final, tu aventura acabará junto con tu relación con ese pedazo de la industria que creías que confiaba en ti.

No critico a esas empresas, pero igual que al comienzo hay que enfrentarse a la producción con menos ilusión y más cabeza, a estas empresas igual. Uno llega a estar tan necesitado de alguien que confíe en él, de una palabra externa que poder llevar a casa para que sus padres vean que lo que hace no es perder el tiempo, sino que "la industria" firma algo, que se echa la rúbrica en cualquier papel.

Hay mucha diferencia entre querer sacar el videojuego guay de turno y querer vivir haciendo videojuegos. Y, siendo ambas casi siempre incompatibles a corto plazo, los "indies" de menos de 30 las confunden a menudo. Si quieres hacer tu juego soñado, primero haz uno que te lleve poco y véndelo. Te la pegarás, claro, pero habrás dedicado en el aprendizaje unos meses, no tres años, tu ánimo, tu salud financiera, la de tus padres y vete tú a saber qué más por el camino. Eso es hacer las cosas con cabeza. Lo otro, montar un estudio que morirá en breve. Uno de tantos en nuestro país.

¿Echo de menos "indies" con cabeza? No. Al fin y al cabo, ¿quién la tiene con 23 años? Lo que echo de menos son personas de 40 con cabeza que aconsejen a los "indies" como es debido. Pero las empresas que teóricamente se dedican a eso, resulta que en muchos casos se aprovechan. Habrá excepciones. Por eso, el final de ese artículo me llena de esperanza. Ponen el dedo en la llaga: "En esta sexta edición, el Fun & Serious Festival se ha propuesto contribuir a la profesionalización de los creadores españoles y lo ha hecho desde la sinceridad, describiendo el escenario real de la industria". No he estado en el "Fun & Serious Festival", pero ojalá sea verdad.

Luego quedará cambiar la mentalidad de los estudios que se hacen grandes para que adquieran una cultura empresarial sostenible a largo plazo, y no acaben siendo un Dinamic o un Pyro, que "mucho lirili y poco lerele". Pero eso ya es otra historia.

jueves, 17 de noviembre de 2016

La RAE, la madre de Puleva y el famoseo extremo

Yo alucino. De verdad. Esto ya se sale de mi entendimiento. Cómo puede la gente ser tan manipulable, increíblemente ignorante y falta de pensamiento crítico.

Todo habrá empezado, seguro, con algún cerebrito de Puleva o la empresa de marketing de turno a la que paguen, buscando formas originales de liarla con tal de conseguir salir en los medios. Y, para ello, nada mejor que emprenderla contra la RAE. Porque la RAE, que es patrimonio de todos los españoles y gentes hispanohablantes, qué más nos da la reputación que tenga. Así somos. Como con las chorradas del supuesto machismo lingüístico su reputación ya sufre innecesariamente, estarán acostumbrados. Qué más da. Y en un todo vale, deciden que la primera acepción que el diccionario tiene de "madre" es primitiva o qué sé yo.

Así que llaman a unos cuántos famosos (y a ser posible, madres), les cuentan el asunto y ellos se ofrecen tan pichis para la campaña, haciendo un vídeo para firmar una petición (qué moda ésa, oye) que inste a la RAE a cambiar la definición de la palabra "madre". Espero que, al menos, cobren, porque si van a demostrar la misma estupidez supina que los firmantes, que lo hagan ganando algo.

El DRAE tiene varias acepciones para "madre", y esa es la primera. Seguramente les guste más la tercera. En cualquier caso, todas valen para según qué usos, porque para eso están las acepciones. Pero para qué vamos a mirar el diccionario: no lo hacemos desde que nos obligó algún maestro plasta en el colegio y, desde entonces, apoyamos quitar horas lengua en favor de inglés porque para qué puñetas quiero yo hablar bien español pudiendo lucir en pitinglish. ¡Ah, que son famosos en un vídeo! Oye... Pues cómo no van a tener razón ellos, claro. Para qué vamos a preguntarnos si será verdad lo que dicen los medios: eso sería tener un mínimo de pensamiento critico. ¿Ese logo de Puleva? Ni lo había visto. Y si lo he visto, da igual, porque lo dice "la Carbonero" y esa fijo que sabe de eso.

Y no, Vicky, querida: la RAE no conoce a tu madre ni falta que hace, porque no se trata de describir a tu madre, sino a lo que significa la palabra "madre". No se trata de definir a la madre del vecino, sino el concepto que expresa la palabra. Entonces veo que las propuestas de definición incluyen "única", "valiente", "extraordinaria"... Tome nota la RAE: las madres que no sean valientes, no son madres. Y si no son extraordinarias, tampoco. Eso sí: que hayan parido o ejerzan las funciones de una madre da lo mismo. Es que... ¡¿En serio?! ¡¿Pero alguien en su sano juicio puede pensar que si la RAE introduce algo así en la definición estará cumpliendo con su función?! ¡¿Pero qué le pasa a toda esa gente, a esas casi 15.000 personas?! ¡¿Lo están diciendo en serio?!

A este paso, los hechos me forzarán a caer en el pesimismo social y el españolismo negativista de Pérez-Reverte. Y me resisto.

Antes me negaba. Ahora como mucho me resisto.

martes, 15 de noviembre de 2016

Acción de Gracias

Ya está ahí la Navidad. Ha llegado el frío, aunque igual se va de nuevo. Los anuncios de juguetes y colonias se suceden. Y, desde hace unos pocos años, se oye hablar en España del "Black Friday". El 24 de noviembre, jueves, es Acción de Gracias en Estados Unidos (en Canadá fue hace tiempo, en octubre), el momento de los grandes regalos en ese país. Así que el viernes 25 se inicia la campaña de Navidad, y lo hacen a lo grande, con enormes descuentos.

A mí, católico practicante, reconozco que hay fiestas de otros lugares, incluso otras religiones, que me parecen muy atractivas. Evidentemente, no es plan estar todo el día de celebraciones, pero por poner un ejemplo, como cristiano que soy me gustan algunas fiestas judías que conmemoran hechos bíblicos, de esa parte de las escrituras que comparto con los judíos. Son festividades que nosotros hemos perdido o, más bien, transformado.

Acción de Gracias es una de esas festividades que me gustan. Eso de dar gracias por lo que uno tiene es bonito. No hablo ya desde una dimensión religiosa, que también. Hacerse uno consciente de lo que tiene y celebrarlo, creo que ayuda a tener una visión más optimista y menos quejica de la vida. Es una de esas cosas que habría que hacer todos los días pero no se hacen. Reservar un día en el calendario para ello resulta instructivo. Es un recordatorio. Y un recordatorio bonito que se comparte con los demás. Para colmo, Acción de Gracias suele celebrarse en familia, alrededor de una mesa llena de buena comida y bebida. Y a mí esas ocasiones me recuerdan a mi infancia y me encantan.

Esas celebraciones son bonitas en verano, pero en invierno tienen un no sé qué... Supongo que estar tanta gente juntita en un lugar cálido, frente al frío exterior. Además, cenando, lo que implica que ahí fuera está oscuro. Me da la sensación de hogar. Hogar lleno de gente. De familia. De unidad. Luego nos tiramos los trastos, pero toda excusa para reunirse en el calorcito de un comedor, hablando, discutiendo, liándola si es necesario, celebrando algo por estúpido que sea, me reconforta. Pero no dos o tres. Cuantos más, mejor. Si son menos de diez, no mola tanto.

Así que Acción de Gracias, como la Navidad, lo tiene todo. Familia, frío fuera y comida. Adorable. Y, encima, un buen propósito. ¿Se puede pedir más?

Pues nada... ya está aquí la Navidad.

viernes, 11 de noviembre de 2016

El legado

Hoy ha fallecido un profesor que tuve en 7º de EGB. A raíz de un funeral al que asistí hace relativamente poco, me puse a pensar en escribir sobre esto, pero me han faltado el tiempo y la inspiración. Hoy, movido por el recuerdo de este profesor, me pongo a pensar en lo que entonces quise escribir.

Vas al funeral por el abuelo de un amigo no por el difunto, sino por acompañar al amigo. Al difunto apenas le recuerdas, más que tal vez por un par de ocasiones, hace ya muchos años. Sin embargo, es curioso porque saludas a la madre de tu amigo, a su hermano y te sientas; y te pones a recordar; y te das cuenta de que su abuelo ha estado más presente que en ese par de ocasiones. Has escuchado hablar de él. Tu amigo le ha mencionado a menudo. Y recuerdas el orgullo al hacerlo, la admiración al referirse a él.

Y ese amigo tuyo, por el que sientes afecto y, dado todo lo que ha conseguido, en el fondo cierta admiración, ves que estaba muy ligado a su abuelo. En ese momento, sentado en la iglesia, te haces consciente de, en todos tus recuerdos, esa presencia incuestionable de su abuelo, si bien no en persona, sí en todo lo que ha transmitido a sus familiares. Mi amigo es heredero de todo lo que su abuelo le transmitió. Y ves que ha sido mucho, y que ha sido bueno.

Allí, sentado, escuchando a la madre de mi amigo hablar de su padre con emoción, sientes con una tremenda claridad la presencia de todo un legado. Sientes la potente influencia ejercida. Notas, como si pudieses casi tocarla, la virtud, manando de las palabras y extendiéndose por el recinto. No son las bonitas palabras que olvidan lo malo, fruto del momento: son las pronunciadas por el peso de una incuestionable y continua influencia. Y yo, en ese momento, no pude evitar emocionarme. No puedo evitar sentir que ya no estoy ahí sólo por mi amigo, sino porque el mundo se despide de alguien valioso, que ha dejado una clara huella en forma de sus acciones, pero también de su nieto, un amigo, y todo lo que él, a su vez, nos da a quienes le conocemos.

Cuando gente así desaparece, en parte te entristeces, porque se pierde algo bueno. Pero no cabe duda de que es cierta la afirmación de que nunca se van del todo, porque su legado queda aquí. E, indirectamente, ese hombre que se fue nos va dando cada día, cuando quedamos los amigos para vernos en el VIPS de turno o en la barbacoa que inicia el verano.

Gracias por estar ahí, en forma de su legado. Descansen todos esos buenos y grandes hombres en paz.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Admirando a Blizzard

No puedo evitarlo. Son, simplemente, los mejores. Blizzard es una empresa que no deja de sorprenderme. No es que sea fan porque me gusten sus juegos y todo eso. Me gustan, sí, qué duda cabe, pero lo que admiro de Blizzard es su forma de ser como empresa.

Blizzard hace juegazos. Vale. Otras empresas también: Valve, Bethesda, EA... Y mira que me gustan los juegos de Bethesda, pero no me parece admirable desde un punto de vista empresarial. Blizzard tiene una cultura de atención a los detalles, con una forma de tratar al jugador única y un desarrollo de exquisita calidad. Es la cultura que me encantaría tener si yo un día tuviese una empresa.

Un día sale "LoL" y lo peta. Entonces Valve saca un competidor, "DOTA 2" y trata de mejorar los e-sports. ¿Cómo? Haciendo que sea el videojuego que mayores premios da con diferencia (mucha diferencia). Y hala, a ver si ganan adeptos. Y... No. Siguen por detrás del LoL y, según algunos, ya del competidor que ha sacado Blizzard: "Heroes of the Storm" (Blizzard no publica sus cifras, así que no se sabe).

Blizzard quiere mejorar en los e-sports. Podría coger y aumentar las cifras a ver si eso funciona, como si esto fuese cosa de abrir el grifo y esperar. Pero no: le dan DE VERDAD una vuelta de tuerca y deciden coger el último título que han sacado, "Overwatch", que ha pasado de 20 millones de jugadores activos en 4 meses, y experimentar. Y en vez de aumentar premios, crean la Overwatch League. ¿Que qué es eso? Pues hacer que acceder al mundo profesional de videojuegos sea fácil y que uno tenga garantías al hacerlo. Coger a los que quieren tener un equipo y exigirle, generando garantías para el deportista y, de paso, mejorando la competitividad y la experiencia de la audiencia. Y me parece fantástico.

Blizzard, la empresa del "saldrá cuando tenga la calidad que exigimos a nuestros productos", la empresa que con "Starcraft 2" hizo nacer los modernos e-sports, acaba de demostrar que esto no va de darle a la manivela para conseguir jugadores, sino de crear con cariño las bases un deporte en toda regla, organizado y con garantías para todos.

Y esa cultura de respeto al jugador, de pensar bien las cosas y hacerlo todo con paciencia les hace ser lo que son: los mejores.