lunes, 11 de julio de 2016

En un futuro lejano, muy muy lejano...

La existencia de la especie humana es más frágil de lo que parece. Sobre todo si nos mantenemos en un único planeta. Una guerra, una epidemia, un cataclismo... Cualquier cosa puede causarnos un gran daño como especie y sumirnos en una nueva "edad oscura", como fue la Edad Media (o eso dicen algunos: yo no estoy muy de acuerdo en esa visión del Medievo).

Como digo, si la humanidad coloniza otros planetas la cosa cambia. Los grandes cataclismos, para empezar, sólo afectarían a uno de los planetas, por lo que nuestra probabilidad de supervivencia se dispararía. Las epidemias serían más fáciles de contener y las guerras, probablemente, tendrían efecto en un porcentaje menor de población, dado que sería raro que se extendiesen por varios planetas. Lo peor es que fuesen conflictos interplanetarios, lo que es relativamente probable que llegue a ocurrir.

Otro riesgo es la existencia de robots inteligentes a los que nos empeñemos en considerar esclavos o seres sin alma. Por que sí: somos así y nos gusta sentirnos superiores. Inevitablemente, si tal escenario llega a ocurrir, tendremos un problema. ¿Soluciones? Que por una vez la humanidad acepte que los robots inteligentes tienen derechos o que, en la lucha, aumentemos nuestras capacidades al menos tanto como ellos. Si aprendemos cómo funcionan nuestros cerebros, cosa a la que se llegará, podremos mejorarlos. Podríamos añadirnos coprocesadores, mejoras para reaccionar más rápido... Y ayudados de exoesqueletos, nuevos materiales y todo lo que estamos viendo hacerse realidad, podríamos combatir perfectamente a unos hipotéticos robots rebeldes. Me temo que la guerra distaría mucho de los escenarios de Terminator o Matrix. Me gusta más la visión de Overwatch.

Así que la humanidad tiene opciones. Muchas. Creo que nuestra probabilidad de supervivencia es alta. Soy optimista. Y creo, además, que estamos cerca de colonizar Marte. Y con "cerca" quiero decir este siglo. De la colonización a la creación de un entorno estable e independiente pasará tiempo: tal vez otro siglo. Así que, así a bote pronto, diría que si no la liamos por el camino y nos ponemos a pegar tiros o misilazos, en 200 años podría haber marcianos de pura cepa, orgullosos de su origen y con ganas de independizarse. No serán aún mayoría, pero los habrá.

Así que, si la guerra por la independencia de Marte (que la habrá, porque a los terrícolas no nos gustará eso de una República de Marte: así somos) la pasamos sin cargarnos media humanidad, nuestra especie habrá dado un gran paso por la supervivencia. Y aunque nos la carguemos, seguirá habiendo humanidad suficiente.

Y habrá robots entre nosotros. Y personas mejoradas. Igual todos lo están. Y seguirá habiendo diferencias sociales, aunque con más derechos, seguramente, lo que es bueno. Para los millones más desfavorecidos, esperan largos periodos hacinados en los puertos rumbo a Marte, que esperará inmigrantes como el llover. Intuyo que muchos de esos desfavorecidos serán robots.

Y así será hasta el siguiente gran cambio: el primer contacto con inteligencias de allende el espacio interestelar. Alienígenas.

De lo que no nos damos cuenta es que todo eso, que es probable que ocurra, lo afrontaremos mejor o peor según la posición de la que partamos. Cuando llegue el momento de lidiar con alienígenas, no es lo mismo ser los más desarrollados que los menos. Para los nativos americanos, desde luego, la cosa habría sido "un poquito" diferente si Pizarro hubiese tenido que lidiar con tanques, ¿verdad? Y ese desarrollo tecnológico es exponencial. Cada recurso que perdemos hoy son miles y miles, tal vez millones de recursos de desventaja cuando llegue el momento de la verdad y tengamos que tomar posiciones en una galaxia que, seguramente, está bastante más poblada de lo que pensábamos hace 50 años.

Ahora, pongámonos en situación de una máquina diseñada para elaborar estrategias de futuro para nuestra especie. Deshagámonos de toda humanidad. Olvidemos la pena o alegría de las muertes o las desgracias propias o ajenas. Pensemos de manera egoísta, como estrategas de una especie que se la jugará tarde o temprano. ¿Qué veríamos? Yo veo que toda esa gente que pasa hambre en el mundo, son recursos sin aprovechar. Que no hacemos trabajo en equipo alguno. Veo que estamos perdiendo el tiempo porque no tenemos un enemigo ahí fuera. Ese enemigo que no vemos, pero probablemente está. Y que nadie me venga con que serán majetes, espirituales y toda esa monserga: serán como nosotros y, gracias a eso, habrán sobrevivido. Se habrán caneado entre ellos todo lo posible y buscarán sacudirnos en favor de su hegemonía, porque, igual que nosotros, será su forma de llevar las relaciones con desconocidos.

Veo que pasamos tres pueblos del desarrollo de África o zonas de Sudamérica y Asia porque creemos que eso no es cosa nuestra pero no tenemos en cuenta que, si todo eso estuviese desarrollado tanto como occidente, el nivel tecnológico, cultural y económico de nuestro planeta sería BESTIAL.

¿La buena noticia? Que, probablemente, a esos que están ahí fuera les pasa exactamente lo mismo. Igual que en la Historia las culturas que más se desarrollaron fueron las que estaban junto a otras culturas, en esta futura historia pasará lo mismo. Seguramente, las dos culturas que se encuentren primero se desarrollarán mucho. Sí, claro: se pegarán, se zurrarán de lo lindo... Pero se desarrollarán.

Tal vez, en contra de lo que está de moda pensar hoy día, que no es bueno mandar mensajes ahí fuera por si vienen, sea lo contrario de lo que deberíamos hacer. A lo mejor mandar "emisarios" es una buena idea, para que vengan. Aunque lo más conveniente suele ser conseguir información, no darla. Sea como sea, tenemos las mismas probabilidades de estar tecnológicamente más retrasados que de lo contrario. Y, por ello, las mismas razones para ser optimistas que pesimistas sobre nuestro primer encuentro.

En cualquier caso, no estaría nada mal añadir un motivo más a nuestra lista de razones para combatir la pobreza en el mundo. Esa gente que pasa hambre está en nuestro barco. Está de nuestro lado. En esas regiones hay mentes que podrían descubrir curas, desarrollar motores, observar las estrellas. Toda esa gente trabajando con la capacidad de producción que tenemos en España es mucho dinero, mucha financiación y mucho desarrollo que nos podría llevar más lejos más rápido. Esa gente tiene algo en común con nosotros. Y la cosa cambia mucho cuando se piensa. Solemos razonar con la mente limitada a la Tierra, pero el Universo es mucho mayor. Eso que tienen en común es que son terrícolas.

Y nosotros también. Pensemos un poco, sólo de vez en cuándo, como terrícolas. Nuestro futuro puede depender de ello.

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