lunes, 6 de julio de 2015

Terminó el Mundial de Fútbol Femenino 2015

Empecemos por la enhorabuena al equipo de Estados Unidos, que se ha alzado con el Mundial por tercera vez.

Con una hija de tres meses, me hace pensar en su futuro si decida algún día ser deportista. Ya he escrito posts comiéndome la cabeza sobre el tema, hablando de mi hijo mayor y los e-Sports o de lo duro que ha de ser decirle al mundo que uno quiere ser deportista profesional.

Pero claro, mi hija es eso: hija, no hijo. Es una chica. Qué triste tener que pensar en su futuro de otra manera por el mero hecho de ser mujer, ¿verdad? Vamos, que tomará sus decisiones y, haga lo que haga, le ayudaremos en lo que podamos. Pero el caso es que el trato que el mundo le dará es diferente, y eso me parece triste.

Siempre he tenido una opinión un tanto peculiar sobre el tema del deporte femenino, y me reitero en ello. La existencia de dos categorías, una masculina y otra femenina, me parece sexista. Me parece una aberración que mi hija, si quiere jugar al fútbol, le dejen hacerlo en igualdad con compañeros chicos hasta cierta edad y, a partir de ahí, la discriminen por su sexo y la manden a un equipo alternativo, solo para mujeres.

Que exista una selección femenina me parece fantástico. Está bien que quien se siente en cierta desventaja por el motivo que sea pueda competir con personas a las que considera sus iguales. Las mujeres, al tener una menor potencia física, es normal que corran menos, chuten menos fuerte o tengan un menor aguante en el campo durante los 90 minutos. Vale, sí: debe existir una categoría femenina para "proteger" a las mujeres de un abuso por parte de los hombres que pudieran entrar en sus competiciones con ventajas evidentes.

Lo que cuestiono no es la existencia de una categoría femenina, sino la de una masculina. La masculina tiene como objetivo proteger a los hombres, ¿de qué? ¿De que una tía llegue y les hunda el orgullo? La categoría masculina existe como un complemento aparentemente lógico de la femenina. Pero la realidad es que los hombres son la categoría de máximo poder físico: no necesitan protección.

Entonces qué, ¿los tíos no juegan? Por supuesto: en una categoría absoluta. Creo firmemente que, en todo deporte o competición donde haya categorías para proteger a ciertos colectivos porque tengan limitaciones o desventajas de la índole que sean, debe existir siempre una categoría absoluta y, además, que quienes no requieren protección tienen que jugar en esa categoría, y no en una propia.

La razón es puramente la igualdad. En categorías deportivas, cuanta más espectacularidad mayores suelen ser los ingresos. Por eso la gente ve más el deporte masculino que el femenino. Hay mejores marcas, saltos mayores, carreras más rápidas, mayor potencia... Pero si alguien de una categoría protegida es suficientemente bueno como para competir en una categoría superior, aunque en ella no destaque, y con ello obtener mayores y mejores ingresos, ¿por qué se le impide?

Piensen en la que es considerada la mejor guardameta del mundo, Hope Solo. Sospecho que, tal vez, podría obtener mejores resultados en una portería que algunos jugadores de segunda división (incluso de primera). Vale, igual no, pero ¿acaso no tiene derecho a intentarlo? ¿Acaso, si parase mejor que otros, no tendría derecho a que un equipo masculino le hiciese una oferta?

Solo juega en la primera división femenina de Estados Unidos. ¿Saben cuánto gana? 22000 dólares al año. FLIPEN. $22000 a la que lleva siendo la mejor portera desde hace años. Es la décima jugadora que más gana en el mundo. Las que están por encima ganan bastante más, hasta 400000 la que más, pero lo hacen por publicidad. Sus clubes no les pagan más que un mediocre salario. ¿Saben cuál es el salario mínimo en segunda división? 64000 euros.

Me da igual el típico argumento de los vestuarios: cuando hay que cambiar las cosas, se cambian. Si hay que poner rampas a los minusválidos, que es de justicia, a las mujeres se les pone otro vestuario (si hace falta), que es también de justicia. Me da igual el argumento de los contactos en el campo: sabiendo que habrá contactos, algo que se puede tomar con profesionalidad (si no hay abusos, claro, que para algo están los árbitros), es decisión de esa mujer jugar o no con hombres (y viceversa).

Porque al final se trata de eso, de que puedan decidir. Los hombres protegen su ego en sus categorías masculinas impidiendo el acceso a mujeres que podrían dar la talla, me da igual si en primera, segunda o tercera, donde seguro que les pagarían el triple que en primera femenina.

En resumen, y sé que el tema es polémico, estoy en contra de la existencia de las categorías deportivas masculinas en cualquier cosa que no sea gimnasia rítmica, natación sincronizada o similares, en las que las femeninas deberían desaparecer para ser absolutas. Y espero que algún día un padre denuncie a alguna federación por sexismo y que un juez valiente le dé la razón. Espero que sea pronto, porque mi hija, como las de todos, lo merecen. Y espero no tener que ser yo porque en vaya follón me metería...

...pero lo haría.