jueves, 25 de junio de 2015

La dura elección de los adolescentes deportistas

Esta mañana he estado dándole vueltas a la afición de mi hijo mayor a los videojuegos, sobre todo el Dota 2. Lo que más echo de menos en sus clases, ya lo he comentado otras veces, es que, siendo un deporte de equipo, mi hijo no tiene equipo. Sería fantástico contar con padres más abiertos a los beneficios de los videojuegos y ver a varios chavales crecer juntos en una actividad como esta, pero me ha resultado imposible encontrar gente.

El caso es que esta mañana, navegando navegando, he leído un post de un pro gamer hablando de su experiencia en el mundillo. El chico decidió, tras su segundo año de universidad, dedicarse por entero al Dota. Ha tenido éxito. Se trata de EternaLEnVy, un canadiense de 23 años que participa este año en The International, el mayor campeonato de Dota 2, con el equipo Cloud9.

Casualidades de la vida, hoy aparece publicado en El País un artículo sobre deportistas españoles que, pese a su palmarés, están hoy pasándolas canutas porque no tienen fácil trabajar una vez se han retirado del deporte. Normalmente escribo de forma muy videojuego-céntrica sobre las dificultades de ser pro-gamer en un país que no lo pone fácil. Pero la realidad es que ser deportista de élite, ya sea de videojuegos, atletismo o cualquier otra disciplina, es muy complicado.

Pongámonos en situación. Tienes 18 años. Ante ti, el futuro, nada menos. Estás en el momento de elegir carrera, módulo de FP o lo que sea que desees estudiar. Aparte, te gusta un deporte. Cualquiera. Atletismo, natación o Dota 2... Te gusta. Y algún profesional se fija en ti y te anima. Pero claro: son de cinco a diez horas diarias entrenando, además de vivir cuidando los tiempos de descanso, alimentación... No parece muy compatible con los estudios. El problema es que es una apuesta de bajas probabilidades de éxito: o ganas pasta suficiente para, cuando te retires siendo aún joven, poder plantearte tu futuro con tranquilidad, o vas a tener problemas, así de simple. Y como tú hay miles de jóvenes.

Pero bueno: muchos deportistas estudian, así que por qué no lo vas a hacer tú. El problema es que, aunque estudies, cuando te retires no tendrás experiencia laboral. Un título, sí: muy bonito, gracias. Experiencia laboral cero. ¿Te van a contratar? No.

Como padre, me planteo que uno de mis hijos se me ponga delante con tal ocurrencia y lo tengo claro: "niño estudia, porque lo otro es un suicidio integral". Pero ¿vas a truncar así, tan pronto, la potencial carrera de tu hijo? Pongámonos en su lugar: ¿qué harías tú si fueses el hijo?

Y esto es en cualquier deporte salvo, tal vez, el fútbol.

En fin, son pensamientos... Con suerte, no tendré que verme en tal tesitura. Si no, pues ya veremos qué pasa.