viernes, 29 de julio de 2016

Un día de ocio de la familia 4.0

NOTA: Este post es parte de una serie sobre la vida 4.0. Recomiendo leer el primero, que dio lugar a la serie.

Vámonos de vacaciones

La familia Personita tiene ganas de hacer un viaje. De irse. Cambiar de aires. Habla con unos amigos y deciden todos largarse a una casa rural para pasarlo bien. Papá Personita abre la app de viajes que suele usar y crea un nuevo viaje. Pone como acompañantes a sus amigos y establece un presupuesto. La app ya sabe qué coche tienen: lo pusieron al darse de alta, así que es capaz de calcular costes, así como gastos de estancia, comida, etcétera. Además, conoce los gustos de las dos familias. Pone las fechas del puente que hay dentro de un mes y pide a la aplicación que busque opciones. La aplicación le pregunta si quieren algo nuevo o conocido, y Papá Personita, tras comentarlo con Mamá Personita, pulsa la opción "algo nuevo".

La aplicación busca lugares diferentes, donde no haya estado ninguna de las parejas. Primero busca sitios cuyo precio medio de alojamiento esté dentro del presupuesto y a una distancia aceptable para que el tiempo de viaje sea razonable. Internamente, clasifica todas las opciones que encuentra según cuánto gustarán a las parejas, dados sus conocimientos de los viajes pasados y sus opiniones. Una vez dispone de una lista ordenada de opciones, se pone a buscar en ellas alojamientos disponibles y a eliminar aquellas zonas donde no haya nada. Hace cálculos de precios totales, contando la casa, el trayecto, comida, salidas (si a las parejas les gusta comer fuera), entradas a monumentos y museos (si a las parejas les gusta hacer ese tipo de visitas), etcétera.

Finalmente, Papá Personita ve un listado de viajes completos, con presupuestos prácticamente cerrados, dentro de lo establecido. Le llama uno de ellos la atención, porque es una ciudad que nunca ha visitado con ruinas romanas. Lo revisa: Al seleccionarlo, la aplicación ofrece alternativas de alojamiento, rutas y restaurantes. Además, hay un mapa de la ciudad con sus puntos de interés, donde vienen resaltados los que probablemente más les gustarán.

En el mapa, la aplicación ofrece la posibilidad de generar un recorrido. A Papá Personita le encanta esa funcionalidad. Va señalando lugares para marcar una ruta. La aplicación va calculando horas según la distancia de un sitio a otro y la duración típica de las visitas a los diferentes monumentos. Arriba, va señalando la hora estimada de cada parada y el coste total de la visita, teniendo en cuenta descuentos por familia numerosa y similares. Cuando detecta que en cierto lugar se acerca la hora de comer, lo marca y propone a Papá Personita sitios donde hacerlo, con sus precios aproximados.

Cuando termina el itinerario, contrata el viaje y la aplicación cierra las reservas. Todo listo.

De viaje

Es viernes, y Mamá Personita está trabajando. Al terminar, piensa en las cosas que debe revisar antes del viaje. Le gusta tenerlo todo bien atado porque Papá Personita siempre olvida algo.

Mientras baja en el ascensor, abre en el móvil la aplicación de estado del coche familiar, que evidentemente es eléctrico. La aplicación muestra el estado de los principales indicadores técnicos, carga de la batería, etcétera. Los revisa. Todo parece estar bien. Papá Personita, que es quien suele usar ese coche para ir a trabajar, ha gastado parte, claro, pero queda lo suficiente para ir a la casa rural.

Cuando llega a casa, Papá Personita ya está allí con los niños, a quienes acaba de recoger. Viven en una urbanización cerrada y en el garaje, que es común, muchas de las plazas tienen toma de carga con llave. Cuando llegas, metes la llave, que desbloquea el enchufe. Metes el enchufe y quitas la llave. Se necesita la llave para desenchufarlo de nuevo y, si hipotéticamente alguien lograse desenchufar el coche, la corriente se corta hasta que se vuelva a meter la llave y se enchufe de nuevo el coche. Es un sistema seguro que garantiza que sólo el dueño de la plaza usa ese punto de carga.

Tras luchar un poco con los niños para que se cambien de ropa, meten el equipaje y se van de viaje. Conduce Papá Personita, que está más acostumbrado al coche familiar, ya que es quien lo usa cada día. Según salen de la casa y se alejan 100 metros, una alerta suena en el móvil: la lavadora está cargada de ropa. Se les ha olvidado tender la colada. Bajan, tienden y se van de nuevo.

Mientras salen de la ciudad, el móvil detecta que están a unos cuantos kilómetros, así que avisa preguntando si se quiere poner la casa en modo viaje. Mamá Personita pulsa el "sí": la casa entra en modo de ahorro energético, activa alarmas e inicia una secuencia de acciones para que parezca que la casa está habitada durante ese tiempo. Nunca se sabe quién puede querer robar en ella. La casa, cada mañana, con cierto margen de aleatoriedad, subirá y bajará persianas o encenderá y apagará luces conforme a los patrones de uso habituales de la familia, que la casa conoce bien. Además, desactiva los enchufes de electrodomésticos innecesarios, como la televisión, la consola o el microondas, mientras deja encendidos otros como la nevera. Entre tanto, la batería de casa irá rellenándose cuando las tarifas eléctricas sean más bajas, como hace siempre, para poder usarla cuando son más altas y así ahorrar dinero en la factura.

El viaje es un poco largo y los coches eléctricos aún no tienen una gran autonomía, así que paran a cambiar la batería. El coche llega y para un momento. En la mitad de tiempo que suele tardarse en repostar gasolina, una base mecánica situada en el suelo, bajo el coche, quita la batería gastada y la sustituye por una en plena carga. Mamá Personita aprovecha para cambiar el sitio con Papá Personita. Pulsa un botón y el asiento se ajusta a lo que tiene memorizado para ella.

El resto del viaje es tranquilo. Papá Personita aprovecha para echarse un sueñecito, porque ha tenido un día de traca en el trabajo. Llegan a la casa rural. En cuanto se acercan, un mensaje avisa a sus amigos. Ellos no han recibido ninguno, así que son los primeros.

De visita por la ciudad

Las ruinas romanas parecen espectaculares. Tanto a Papá Personita como a la madre de la pareja de amigos les chifla la historia. Papá Personita se ha bajado la guía de la visita que programó hace un mes sobre el mapa. Aparte de indicar el camino, la aplicación señala cómo van de hora y, si se retrasan en algún punto, ofrece saltarse alguna visita menos interesante y, así, ajustar el horario. Además, como se han encontrado cerrado el restaurante donde pensaban comer, propone lugares cercanos.

Para los niños es estupendo. Llevan un iPod, que se conecta al móvil de Papá Personita y ofrece narraciones infantiles de leyendas de los lugares por donde pasan. Todas ellas las seleccionó Papá Personita en su día sobre el mapa.

Tras la visita a la ciudad y un día extra de relax en la casa rural, la Familia Personita volverá a casa. El móvil detectará su cercanía y avisará del tiempo estimado de llegada al ordenador, que irá poniendo todo a punto para que cuando lleguen todo esté listo. Encenderá la calefacción si hace falta para que haya la temperatura adecuada justo a su regreso. Encenderá los enchufes una hora antes. Además, los niños programaron en su día una rutina que enciende la consola cuando llegan de viaje, por si hay actualizaciones. Así no tendrán que esperar a que se instalen y podrán jugar según lleguen. Muy listos, los chicos.

Algunas soluciones empleadas:

Apps de viajes:
Si bien la descrita aún no existe, podemos recomendar Minube
Para programar todo lo de la casa:
IFTTT
Luces dinámicas:
Philips hue
Persianas programables:
Loxone

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